En una entrevista con Reuters, el ministro de Finanzas, Mario Marcel, dijo que el modelo orientado al mercado del país y el tipo de cambio de flotación libre significaban que, si bien la moneda podría ser más volátil, esto no reflejaba necesariamente tensiones más amplias.
«Como (Chile) tiene un tipo de cambio flotante, es más volátil que otros países latinoamericanos, pero la diferencia es que tenemos una economía que no está dolarizada», dijo Marcel.
«Por lo tanto, la volatilidad del tipo de cambio no genera riesgos para la estabilidad financiera como puede ocurrir en otros países».
La economía mundial se enfrenta a un riesgo creciente de recesión, y las preocupaciones sobre la desaceleración de la demanda de China hacen que el precio mundial del cobre retroceda considerablemente desde los máximos recientes. Chile es el No. 1 productor del metal rojo.
La invasión de Rusia a Ucrania también ha generado temores sobre el suministro global de granos y energía, elevando la inflación que está sacudiendo a países de todo el mundo, ya que el aumento de los precios de los alimentos y el gas perjudica a los consumidores y aviva el malestar.
Marcel dijo que para suavizar el golpe a los ciudadanos por el aumento de los precios, el gobierno está otorgando un subsidio a las familias de bajos ingresos y estabilizando los precios de los combustibles y los productos básicos.
«Lo que estamos haciendo es usar los mecanismos que tenemos para estabilizar algunos precios, por lo que tenemos un mecanismo de estabilización del precio de los combustibles», dijo Marcel. “Hemos podido amortiguar más que los países que simplemente han eliminado impuestos específicos”.
La agitación económica se produce cuando el gobierno intenta impulsar un proyecto de ley de reforma fiscal que busca recaudar 4,1 puntos del PIB en cuatro años mediante la implementación de aumentos de impuestos a los que más ganan y las regalías mineras, además de eliminar las lagunas fiscales.
El joven y progresista presidente Boric dijo que la caída de la moneda era «tremendamente preocupante» durante una conferencia de prensa la semana pasada, y atribuyó la caída al debilitamiento de los precios del cobre, así como a la incertidumbre sobre una nueva constitución planificada.
«La incertidumbre, sin duda, contribuye y por eso es importante que los diferentes actores políticos demos señales de certeza», dijo Boric a los periodistas.
Los chilenos votarán en septiembre para aprobar o rechazar una nueva constitución, que se enfoca en los derechos sociales y el medio ambiente. Reemplazaría el actual texto dirigido por el mercado que se remonta a décadas de la dictadura de Augusto Pinochet. Las encuestas de opinión actualmente sugieren que carece de suficiente apoyo para ser aprobada.
(Por Fabián Andrés Cambero, Froilán Romero y Alexander Villegas; Editado por Aurora Ellis)
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