Para la mayoría de las personas, tragar es un proceso simple y natural. Muy pocos se plantean siquiera pensar en ello. Masticamos los alimentos y bebemos bebidas, moviéndolos por la boca según sea necesario, y el cuerpo se encarga de ello. En ese momento, los alimentos y las bebidas salen de la boca y siguen su camino a través del esófago hasta el estómago. Sin embargo, para algunas personas, el proceso no es tan sencillo. Hasta un 35 por ciento de la población sufre una afección conocida como disfagia, que hace que tragar alimentos y bebidas sea mucho más difícil de lo habitual.

¿Qué es la disfagia?

Con el tiempo, los músculos de la boca y la garganta que ayudan a tragar se debilitan y pierden parte de su elasticidad. Cuando esto sucede, no controlan bien cómo y dónde se desplazan los alimentos y las bebidas desde la boca hasta el esófago. Muchas personas encuentran que los líquidos son particularmente problemáticos porque son más fluidos y más difíciles de controlar. Los productos que espesan esos líquidos, como SimplyThick, pueden ayudar. Puede visitar la cuenta de Instagram de SimplyThick para obtener más información, pero mientras tanto, siga leyendo para obtener más información sobre esta afección.

Echando un vistazo más de cerca

Aunque la disfagia puede afectar a personas de cualquier edad, se da principalmente en personas mayores. Los estudios muestran que el riesgo de desarrollar esta afección aumenta después de los 45 años y se vuelve aún mayor más allá de esa edad. Según algunos informes, se estima que un 33 por ciento de las personas mayores de 65 años padecen disfagia.

La disfagia se ha dividido en tres categorías principales: oral, orofaríngea y esofágica. La disfagia oral es causada por problemas en la boca, como problemas para mover o controlar la lengua. La disfagia orofaríngea se produce en la garganta después de que la comida sale de la boca debido al debilitamiento de los músculos de la garganta u otros problemas. La disfagia esofágica se debe a movimientos musculares inusuales, hinchazón u obstrucciones en el esófago.

¿Cuáles son los peligros de la disfagia?

La disfagia puede ser peligrosa por varias razones. Por un lado, aumenta el riesgo de atragantamiento. Cuando los alimentos no se ingieren correctamente, pueden obstruir las vías respiratorias. Otro problema es la posible aspiración de alimentos y bebidas. Cuando entran en los pulmones, eso aumenta el riesgo de desarrollar neumonía por aspiración y otras infecciones.

Las personas que padecen disfagia también corren un mayor riesgo de deshidratación y desnutrición, dos problemas que pueden tener graves repercusiones para la salud. Cuando las personas tienen dificultad para tragar, pueden ser incapaces de ingerir suficientes alimentos y líquidos. A menudo, también pierden el interés en comer y beber o los evitan por miedo a atragantarse. Además de estos problemas, las personas que viven con disfagia pueden aislarse porque son reacias a comer y beber delante de otras personas.

Cómo afrontar la disfagia

Existen varios tratamientos disponibles para las personas que sufren de disfagia. En algunos casos extremos, puede ser necesaria una cirugía para eliminar la causa de la afección. En otras ocasiones, puede ser necesaria una sonda de alimentación. Ciertos medicamentos pueden ayudar a combatir la afección y algunas personas encuentran útil aprender nuevas técnicas de deglución.

En muchos casos, tener en cuenta la consistencia de los alimentos y bebidas que ingieren las personas que padecen disfagia es un método eficaz. Cortar los alimentos en trozos pequeños o mezclarlos para que sean más fáciles de masticar y tragar puede resultar de ayuda. En el caso de los líquidos, utilizar espesantes para que sean más fáciles de controlar suele ser una solución eficaz. Estas estrategias pueden reducir los riesgos para la salud asociados a la disfagia y ayudar a que la convivencia con esta enfermedad sea un poco más sencilla.