Vivir en Nueva York significa que tu ropa enfrenta un poco de todo. Un día, llevas un abrigo de lana con viento helado. Al siguiente, estás con un vestido de algodón claro bajo el sol. Luego está la rutina diaria: subterráneos abarrotados, café derramado, paseos largos, lluvia repentina. No es sorprendente cuando las piezas comienzan a parecer usadas después de solo una temporada.
Aún así, un buen guardarropa no tiene que desmoronarse después de algunos usos. Con el cuidado correcto, puede durar años de cambios de moda y cambios climáticos. Pero esa atención necesita adaptarse a su estilo de vida, y en un lugar como Nueva York, la conveniencia es tan importante como la calidad.
Elija la atención adecuada para cada tela
No hay dos telas iguales. Si bien los jeans pueden manejar lavados semanales, una blusa de seda o una blazer de lana necesita un enfoque más suave. Las etiquetas ayudan, pero no siempre cuentan la historia completa. En el clima impredecible de Nueva York, donde las olas repentinas de lluvia o calor pueden golpear a la mitad del compromiso, ciertos materiales están expuestos a más estrés y pueden perder forma o color más rápido con las máquinas de lavandería en el hogar.
Es por eso que los lugareños deben confiar en una tintorería de Nueva York para sus artículos más delicados o estructurados. No se trata solo de obtener manchas, se trata de proteger el ajuste, la textura y el aspecto general de la pieza. Abrigos, trajes, ropa formal y cualquier cosa hecha de tela frágil se beneficia del manejo de expertos.
Confiar en un limpiador local también simplifica las cosas. En lugar de pasar el tiempo descubriendo la configuración de lavado correcta o preocuparse por dañar piezas caras, las deja, recogerlas y recuperarlas en excelente forma. En una ciudad ocupada, ese tipo de apoyo hace que el cuidado del vestuario se sienta menos como una tarea y más como un hábito inteligente.
Girar estacionalmente y almacenar correctamente
Una forma sencilla de mantener la ropa que se ve bien es rotarla por temporada. Los abrigos de invierno no necesitan ocupar espacio durante una ola de calor, y no hay razón para que los vestidos de vestir se sienten presionados entre los suéteres en diciembre.
Use bolsas de prenda para piezas que se arruguen fácilmente o necesiten cuidado adicional. Almacene artículos informales en contenedores limpios y secos. Agregue bloques de cedro o lavanda seca para mantener las polillas alejadas y mantener todo oliendo fresco. Antes de empacar cualquier cosa, limpiarlo, incluso si se ve bien. La suciedad o el aceite invisibles pueden asentarse en la tela y conducir al desgaste.
La rotación estacional también te ayuda a hacer un balance de lo que realmente usas. Es más fácil cuidar tu ropa cuando no estás luchando por el espacio del armario.
Tratar las manchas de forma rápida y cuidadosa
Los accidentes suceden. Derramas un poco de vino, dejas caer un poco de salsa o cepillas algo pegajoso mientras caminas por una calle llena de gente. Lo que haces a continuación puede marcar una gran diferencia. Actuar rápido es clave, pero el método importa.
Clar la mancha suavemente con un paño limpio. No lo frote, eso puede extender el desorden o empujarlo más profundamente en la tela. Manténgase alejado del agua caliente también. Puede bloquear la mancha, dependiendo de la tela y de lo que lo causó. Si no está seguro, es mejor dejarlo solo y llevarlo a un limpiador. Adivinar puede hacer más daño que bien.
Algunas telas reaccionan mal a los removedores de manchas comunes. La seda, la lana y las mezclas a menudo necesitan un proceso específico para tratar las manchas de manera segura. En caso de duda, llame a un profesional. Una solución rápida puede salvar el día, pero una solución inteligente ahorra la prenda.
Sea inteligente sobre lavarse y secarse
Lavar la ropa de la manera incorrecta es una de las formas más rápidas de arruinarla. Muchas personas arrojan todo a la máquina sin verificar las etiquetas. Con el tiempo, los colores se desvanecen, las formas cambian y los hilos se usan delgados. Es por eso que prestar atención a lo básico hace una gran diferencia.
Use agua fría para la mayoría de los lavados. Es más fácil para la tela y ayuda a evitar que los colores sangren. Elija un ciclo suave si su máquina tiene una y omita detergentes duros. El jabón suave se limpia bien sin quitar la tela.
El secado es otro paso en el que las cosas salen mal. El calor alto descompone las fibras rápidamente. Siempre que sea posible, seca el aire su ropa. Coloque elementos delicados planos sobre una toalla o cuelgue donde obtengan un buen flujo de aire. Evite retirar las cosas. Eso puede estirar la tela y dejar los pliegues de los que no se deshace fácilmente.
Incluso los jeans y las camisetas duran más con una rutina más suave. No tiene que dejar de usar su lavadora y secadora por completo, solo piense en la frecuencia con la que están funcionando. Menos tensión significa ropa más atractiva con el tiempo.
Su guardarropa refleja su estilo de vida, sus elecciones y la forma en que se lleva día a día. Cuidar su ropa lo ayuda a obtener más de cada artículo que posee. Ya sea que los esté almacenando bien, tratar las manchas temprano o usar la configuración de lavandería que funcionan con la tela, todo se suma. Un poco de cuidado cada semana ayuda a que su guardarropa se mantenga fuerte, temporada tras temporada.